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25/04/2025 - 396 visitas

ALEJANDRO CAMPOS EXALTÓ A LA VIRGEN MARÍA, PROTAGONISTA DE LA MAYOR HISTORIA DE AMOR JAMÁS CONTADA

 

El diácono de la Archidiócesis de Mérida-Badajoz, el llerenense Alejandro Campos fue el encargado de proclamar en Fuente del Maestre, este jueves 24 de abril, la IV Exaltación-Pregón de la Virgen de la Cabeza que “es protagonista de una historia de amor, llamada Cristo”.

Alejandro Campos estuvo hace dos años realizando su labor pastoral como seminarista en Fuente del Maestre, y eso lo llevó a pronunciar su pregón con emoción, sentimiento, calor y mucho fervor, porque “este pueblo hace algún año me acogió y me hizo sentir como parte de él”.

El exaltador inició su discurso haciendo un resumen de la Semana Santa fontanesa, y exclamó que “una vez que todo parece que se ha acabado. Resulta que todo comienza, y así también es Fuente del Maestre. Un Pueblo en el que no se ha bautizado aún al Señor, y ya se está igualando para la Semana Santa, y poco después para la Virgen de la Cabeza, y no ha llegado su fiesta, y ya estamos preparando las cosas para San Isidro. Es un pueblo de no parar, un pueblo vivo, y sobre todo, un pueblo cristiano que a todo el que pasa por aquí le hace cuestionarse por el sentido de la existencia”.

A partir de ahí, Alejandro Campos desgranó el papel de la Virgen María en la historia, “esta joven que podría haber dicho que no al plan que Dios tenía para con ella. Pero María, la Virgen de la Cabeza, dio un sí rotundo a Dios que cambió su vida, sí. Pero también cambió la nuestra”.

En el caminar de su exaltación, el joven diácono se centró en la Virgen de la Cabeza como patrona de los campos fontaneses, porque “es Madre y protectora del campo, de los labradores, de la gente que con sudor en la frente ve crecer la tierra, y siempre, desde los tiempos lejanos, ligada a los días duros del campo, a las manos curtidas por el trabajo, y a los corazones que, día tras día, esperaban el ciclo de la cosecha como la esperanza de un futuro mejor”.

Uno de los momentos más emocionantes de la exaltación llegó cuando A. Campos recordó la figura de D. Cesáreo Bermudo, “un pequeño sacerdote que debajo de una sotana vieja y remendada, y de un aparente carácter fuerte, escondía un gran corazón enamorado de una Virgen, la Virgen de la Cabeza”. Y aquí unió al sacerdote fontanés con el Papa Francisco, porque “hoy el cielo comienza a engalanarse, vienen días de fiesta en esta bendita tierra, y estoy completamente seguro que hasta al Papa Francisco cuando ha llegado al Cielo, la Virgen le ha colocado un pañuelo rosa del cuello, para que se vaya preparando para festejar desde ese balcón del Cielo, las fiestas de la Virgen de la Cabeza”.

Tras este homenaje, habló a los presentes de “María Santísima como la mejor medianera que un fontanés puede tener”, y lo hizo a través del pasaje evangélico de las Bodas de Caná, para explicar que “la fe verdadera no solo se reza, se practica. Y si hay algo que la Virgen de la Cabeza nos ha enseñado, es que la fe, sobre todo, se cuida, se contagia, se vive y se celebra”.

Siguiendo con este argumento, el pregonero hizo hincapié en que “para la Iglesia, la fe no es cosa de uno. Y en Fuente del Maestre, la fe se huele en los balcones, en las terrazas de los bares cuando algunos de los “jartibles” de las cofradías se pone a tararear alguna marcha, la fe se escucha en las campanas tocadas a mano por Enrique, se escucha en las canciones de la abuela, se aprende en casa, se celebra en la calle. Aquí la Virgen no es de unos pocos: es de todos”.

Con la Fe como protagonista, en esta parte de la exaltación, Alejandro Campos incidió en que “es aquí donde los jóvenes tienen una misión especial. Porque son ellos quienes deben dar testimonio de que la fe es viva, y son ellos quienes tienen que llevarla al futuro con fuerza, con pasión, con ejemplo”.

Por último, les recordó que “ser joven en Fuente del Maestre es entender que la Virgen de la Cabeza no es solo una imagen en una ermita, es la madre que nos llama a ser mejores, a ser generosos, a ser justos. A ser un pueblo que avanza, pero que nunca olvida de dónde viene”.

Finalmente, Alejandro Campos acabó su pregón con una deslumbrante despedida “¡Y ahora, hermanos y hermanas de nuestra querida Fuente del Maestre! ¡Qué se preparen todos, que se pongan de pie, que la Virgen de la Cabeza ya nos espera!, Costaleros ¡levantad los brazos con fuerza!, Hermanos ¡es tiempo de sacar el pañuelo rosa!, Sacerdotes ¡los corazones de los fieles ya están encendidos!…¡Que el cielo se abra, que la tierra tiemble, que el alma se encienda con alegría, porque la Virgen de la Cabeza está con nosotros. Y con Ella, siempre, siempre: todo es posible!, ¡Viva la Virgen de la Cabeza!”.

 

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